LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN
La
calidad en la educación es la complejidad más importante en Colombia, y es el
punto de quiebre entre la escuela pública y la privada, aunque la educación
ofrecida por el estado es gratuita, en la gran mayoría de las instituciones no
se le ofrece una educación de calidad al estudiante.
Existen
algunos colegios distritales buenos, pero desafortunadamente para poder ingresar a alguno, se necesitan
“palancas” ya que los cupos son muy pedidos. Entonces, los padres de muchísimos
estudiantes, se ven en la obligación de buscar un colegio privado para ellos en
busca de una educación de calidad, pero
muy pocos lo logran, que la mayor parte de la población no puede acceder a
estas instituciones privadas por sus costos tan altos. Aunque se pueden
conseguir colegios desde 70.000 pesos, y hay colegios que ofrecen una formación
buena en valores a bajos costos, para una familia que desafortunadamente está
ligado a sobrevive con un salario mínimo al mes es imposible invertir esos
70.000 pesos, puesto que existen otras necesidades como la alimentación, el
transporte, los servicios públicos, etc. Sin estos gastos la comunidad no puede
vivir o trabajar, por lo que los jóvenes sólo pueden acceder a lo que el Estado
ofrece.
Al
ingresar a la escuela pública el estudiante no va a recibir una educación
de calidad, al presentar el examen de estado ICFES obtendrá un mal puesto que
no le permitirá acceder a la universidad pública, y al graduarse no encontrará
en qué ocuparse.
El
problema de calidad en la educación pública tiene dos causas: el fomento de la
mediocridad por parte del estado y la falta de apoyo al docente.
El
estado, en su afán de dar cobertura y gastar poco dinero en educación, creó el
decreto 230 de 2002, este trajo como consecuencia que los docentes de las
instituciones educativas no pudieran rajar más del 5% de los estudiantes
(art. 9), por lo que si en un curso de 30 personas había un muchacho que perdía
12 materias, otro 11 y un último 10, sólo podía perder el de 12 asignaturas.
Esto trajo como consecuencia que muchos jóvenes pasaran todo su colegio sin
perder el año, y no gracias a sus conocimientos adquiridos sino a que siempre
hubo alguien peor que ellos.
Aquí
es cuando nos damos cuenta que cuando un estudiante de este tipo sale del
colegio, no puede hacer nada porque su ICFES es muy malo, el cual no le
permite ingresar a la educación superior. Este pésimo resultado en el examen se
da porque el estudiante no puede leer bien, no sabe álgebra, trigonometría
y cálculo, no aprendió sobre ciencias y, aunque el colegio le quiso
exigir, la ley no lo permitió. Aunque esta norma se abolió por el decreto 1290
de 2009, muchísimos estudiantes quedaron marcados por sus malos efectos. Esto
se ejemplifica en que los docentes y el estado prevén que la problemática
de los estudiantes con respecto a su año electivo aumentará
considerablemente en los próximos años, ya que el estudiante no tenía necesidad
de esforzarse para aprobar el año, y viene a un ritmo de mediocridad.
Otro
problema es la falta de apoyo del estado hacía el docente que, por razones de
presupuesto y falta de estímulos, no se esfuerza por ofrecer más allá de lo que
dice el libro y obliga la ley.
En
consecuencia el maestro por temor a un proceso disciplinario se limita solo a
hacer lo que la ley dice que se haga estrictamente, y aunque el docente tenga
muy buenas ideas prefiere no utilizarlas por temor a perder su puesto.
Se
le debe dar una mayor autonomía al docente tanto a nivel de cátedra como a
nivel investigativo, protegiendo los derechos del menor pero sin limitar al
docente para poder superar el problema de la calidad, y también debe existir
una mayor inversión por parte del estado para que el docente genere investigación
al lado de su estudiante, y el maestro vea recompensada su labor.
Conclusión:
Yo
opino que la educación de calidad es un derecho de todos y no de unos pocos y
que el estado no debe limitarlo en el momento de establecer sus prioridades.
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